Detrás de escena es donde esencialmente tiene lugar el proceso de hacer discípulos.
Como mentor, el ministerio de invertir tu vida en otros ocurre fuera de la vista del público y no necesita reconocimiento. Tu deseo es impulsar a otros hacia una relación más profunda y significativa con Dios y con aquellos en sus círculos de influencia. Los mentores no buscan brillar bajo los reflectores; más bien, se deleitan en ver a otros desarrollarse más allá de ellos y convertirse en lo que Dios ha destinado que sean. En esta relación, el enfoque no está en recibir, sino en la alegría de dar, creer y capacitar a otros para que logren su visión y sus sueños.
¿Sabes qué caracteriza al discipulador?
Necesitas tener un corazón que cuide y camine junto a otros para proveerles recursos mientras persiguen sus sueños. El mentorado se trata de hacer que otros tengan éxito y no de priorizar nuestro ministerio y reputación. Bernabé era este tipo de persona. Como sabes, Dios lo usó para desempeñar un papel significativo en la vida de Pablo. Aunque lideró un equipo ministerial con Pablo en Antioquía y fue enviado en el primer viaje misionero a los gentiles, Bernabé terminó tomando un papel secundario.
Después de que Pablo asume el liderazgo misionero como apóstol de los gentiles, Bernabé pasa a un segundo plano como discipulador en la iglesia de Antioquía. Fuera del libro de los Hechos, solo se hace una referencia a Bernabé en 1 Corintios 9:6 con respecto a sus viajes. Bernabé siguió viajando al mundo gentil, pero permaneció en segundo plano, fuera del foco de la cultura cristiana. Quizás no haya mayor alegría para el mentor que ver a aquellos en quienes ha invertido su vida caminar con Dios y brillar, sirviendo eficazmente a Jesucristo.
Otro mentor que quiero recordarte es Natán. Como sacerdote, Natán tuvo un gran impacto y un papel fundamental en la vida de David. Los discipuladores relacionales reciben momentos divinos para encontrarse con las vidas de otros en momentos críticos, tal como vemos en las Escrituras. David nunca habría avanzado en su liderazgo si Dios no hubiera enviado a Natán para hablar en su vida. Pero, una vez más, Natán es apartado por Dios de esos encuentros visibles con David, y se oculta detrás de los capítulos y escenas de la historia y las Escrituras.
Bernabé y Natán nunca cuestionaron ni se sintieron insignificantes para Dios al caminar hacia la oscuridad. Sabían que el éxito en el ministerio no se basaba en lograr grandes cosas, sino en desarrollar a grandes personas. Nunca fueron mencionados en el salón de la fe en Hebreos 11, pero fueron líderes significativos en la vida de otros.
Sobre el autor
Jim fue el querido mentor de Steve Meeker y vivió las verdades expuestas en este artículo. El artículo original fue escrito por Jim y tenemos el privilegio de adaptar estos artículos para el ministerio del blog LLI.
Título original del artículo: "El Ministerio Invisible del Coaching Espiritual Personal".
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