
Escribir lamentaciones no era algo que hubiera hecho conscientemente antes. Pero he llevado un diario en el pasado para compartir mis pensamientos con Dios.
Siempre ha sido un tiempo muy honesto y transparente con Él. Durante una de las sesiones de "Journeying Through Grief" (El Camino del Dolor), nos presentaron un modelo para escribir nuestra propia lamentación.
Hice lo que había hecho antes: derramé mi corazón ante Dios por escrito. Le conté sobre algunas cosas difíciles que no entendía. Le hice preguntas que había guardado dentro durante bastante tiempo.
Pero la parte que añadí conscientemente esta vez fue invocar el carácter de Dios, como nos animaron a hacer en la sesión:
Le dejé saber qué parte de Su carácter necesitaba experimentar en ese momento. Me recordé a mí misma quién es Él y lo puse por escrito.
En una semana, pude testificar a otros que Dios había respondido.
Pero lo que es aún más importante, me di cuenta de cómo el Espíritu Santo había transformado mi corazón a través de este proceso. Creo que la razón de esto no fue solo mi honestidad o transparencia, sino más bien el hecho de que avancé de enfocarme en mí misma a dirigir mi atención a Él y a Su gloria.
"Y todos nosotros, que con rostro descubierto contemplamos la gloria del Señor, somos transformados a su imagen con cada vez mayor gloria, la cual proviene del Señor, que es el Espíritu." 2 Corintios 3:18 (NVI)
Te animo a escribirle a Dios, ya sea un lamento o una canción de alabanza, y ver a dónde te lleva. ¡Que tengas el coraje de abrir todas las puertas en tu corazón que Jesús toca!
Hanna
Comments